Entre los artículos de papelería más comprados por las oficinas hallamos los elementos de sujeción de documentos. Esos objetos que nos permiten agrupar los folios eficazmente. La cualidad que los une es su potencial para retener el papel sin recurrir a un soporte auxiliar en que archivarlos.
Y en eso se diferencian de las carpetas, los dosieres o las fundas de plástico. De manera que recurrimos a los elementos de sujeción cuando necesitamos que los documentos estén bien accesibles, probablemente para realizar después con ellos algún proceso.
Tipos de elementos de sujeción
Según la naturaleza de sulaunión, podemos clasificar estos elementos en dos tipos:
- Elementos fijos o permanentes: grapas
- Elementos temporales: clips y pinzas
Es importante, en el caso de las grapas, recordar que el yunque de algunas grapadoras permite doblar las patas del alambre hacia fuera, consiguiendo así unir las hojas con menos fuerza. Es lo que llamamos tipo de grapado temporal.
El grapado temporal se diseñó para ser retirado sin tener que recurrir al quitagrapas, por ello podría considerarse una unión semipermanente. En cambio, el resto de los elementos de sujeción tales como anillas y clips, los podemos quitar directamente.
Las Grapas: la manera más económica de agrupar documentos
El grapado es uno de los elementos de sujeción más empleados en las oficinas. Es un sistema muy económico que solo exige una pequeña herramienta de oficina: la grapadora. Con una grapadora sencilla se pueden agrupar fajos de 10-30 folios. En cambio, las grapadoras más grandes de oficina están capacitadas para coser unas 200 hojas.
La ventaja de las grapas es que el coste por unión es muy barato. Una grapa es más económica que un clip y si la comparamos con un encuadernador o una pinza la diferencia de precio es aún mayor. Su contrapartida, que requiere una herramienta.
Los clips
El primer clip fue patentado en Estados Unidos en 1867. No era un elemento de sujeción diseñado para sujetar papeles entre sí, sino para fijar etiquetas en productos textiles. Sin embargo, a partir de esta patente surgieron numerosas variantes que nos llevan a la invención de un elemento muy similar al clip actual, en 1899.
La mayoría de los diseños de clips sujetapapeles están hechos con alambre de acero pero también hay clips de plástico. El diseño más habitual es un doble bucle incompleto (ninguna vuelta llega a ser completa). El patrón del doble bucle puede tomar diferentes formas: rectangular, circular o triangular.
La forma del clip condiciona la facilidad de inserción del mismo, no tanto su efectividad. De hecho, el principio del funcionamiento del clip de oficina está basado en dos propiedades: torsión y fricción.
¿Cómo funciona un clip de oficina?
Al separar los bucles entre sí, sin superar el límite elástico del acero, es decir, ante un esfuerzo de torsión, el clip intenta recuperar su posición inicial, creando tensión entre los bucles. Dicha tensión da como resultado la sujeción del papel. Pero, para que las hojas no se resbalen, es preciso que haya fricción entre el alambre y el papel.
¿Qué pasa si se supera el límite elástico del alambre de acero? Pues que el clip queda deformado e inservible. Es lo que hacemos cuando desenrrollamos un clip para pulsar el botón de reset oculto que poseen algunos dispositivos electrónicos.
Un último apunto: si el clip estuviere hecho de un material menos elástico, como el plástico, un esfuerzo excesivo no lo deformará: lo romperá.
El revestimiento de los clips de oficina
El acero ordinario al carbono es el metal usado para construir el alambre de los clips. Este acero es económico pero tiene un inconveniente: no soporta la corrosión. Por ello, se debe aplicar algún tipo de protector o pasivador. Las soluciones a este problema se resumen en dos: bañar o recubrir.
En primer lugar, se puede revestir el clip con una película plástica. La otra opción es bañarlo con un metal resistente a la oxidación ambiental como el zinc, el cobre o el níquel. De no ser la protección, estos elementos de sujeción con el paso del tiempo mancharían el papel con óxido.
Los broches sujetapapeles, fijos o abatibles
Los broches o pinzas sujetapapeles son elementos de sujeción muy útiles que pueden ser fijos o abatibles. La pinza fija es más antigua que la abatible. Unos y otros mantienen unidas varias hojas de papel entre sí de manera efectiva, gracias a la fuerza de su resorte.
La pinza fija ya no se emplea tanto como antaño porque es más incómoda. Es el caso que los brazos del broche sobresalen del fajo de hojas y entorpecen el apilado de papeles en la estantería. Al contrario, la pinza abatible vuelve sus brazos hacia dentro, una vez fijada sobre el papel. Por ello, las pinzas abatibles son mucho más discretas y efectivas. Y, como las fijas, se pueden retirar cuando haga falta desplegando nuevamente sus brazos.
Este potente elemento de sujeción no deja marcas sobre el papel, gracias a las aristas en forma de labio. Siempre es metálica, jamás de plástico, ya que no podría retener las hojas. Utiliza la elasticidad del acero para generar fuerza por flexión. La pinza sujetadora de folios consta de una pieza metálica en forma de U que se abre haciendo palanca con sus brazos. Como en el clip, si se supera el límite elástico del acero, la pinza sufrirá deformación permanente. Esto es: se quedará abierta.
La Papelería 