Utilizamos las pinzas de oficina todos los días, como si hubieran existido siempre, sin pararnos a pensar qué se utilizaba antes de su invención. Estas pinzas -también conocidas como broches aprietapapeles– fueron inventadas en Washington, EE.UU en el año 1911. Su inventor, Louis E. Baltzley, las creo para su padre -curiosamente otro inventor- que necesitaba agrupar y organizar sus documentos de alguna manera.
¿Pero qué se utilizaba antes de la invención de las pinzas de oficina?
Aunque parezca mentira, antes de la pinza, para mantener juntos los folios había que llevar a cabo un laborioso proceso. Primero había que perforar los documentos con algún tipo de útil para, posteriormente, coserlos con ayuda de agujas y algún tipo de hilo o cuerda resistente. Además de resultar una tarea muy espinosa este sistema tenía un grave inconveniente: las unión obtenida es fija. No se pueden añadir ni eliminar hojas.

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¿Qué tendría hacer el padre de Baltzley para añadir un manuscrito a su colección? Descoser, perforar el nuevo folio y recoser otra vez el bloque. Así que su hijo que debía desesperarse observando el proceso decidió echarle una mano. Así fue como se inventó la primera pinza de oficina con un diseño similar al actual.
La construcción de las pinzas de oficina
El diseño de la pinza de oficina utiliza sólo dos elementos: una chapa plegada y algo de alambre. La chapa de acero se pliega en forma de triangulo, con sus extremos curvados en forma de cilindro y haciendo contacto entre sí. El bucle permite introducir unas manecillas de alambre en su cavidad. Con la ayuda de las palancas se deforma la chapa metálica, esto somete al acero a una tensión ya que intenta recuperar su posición inicial. En la abertura creada se introduce el papel. Los bordes en forma de bucle de la pinza someten a los folios a una fuerte presión evitando que se separen. Una vez sujetas las hojas se pueden plegar las manecillas hacia dentro -o incluso retirarlas- para que ocupen menos espacio.
Aunque el principio de funcionamiento es bastante sencillo, ha ido evolucionando a lo largo del siglo XX hasta llegar al diseño actual.