¿Quién no usó jamás sus productos? ¿Quién puede afirmar que la existencia de Faber-Castell le es ajena? Faber es cuando menos tan conocida por sus reglas como lo es Bic por sus bolis; Milan, por sus gomas; o Staedtler, por sus lápices. Pero ¿nunca te preguntaste dónde y cómo surgió esta marca? ¿Y el porqué de su nombre?

¿Quién fundó la compañía Faber-Castell?
Hace ya tres siglos que el señor Kaspar Faber decidió aventurarse a crear esta mítica compañía, lo que sucedió, concretamente, en el año 1761. Curiosamente, por aquel entonces el —Castell no aparecía en el nombre. Y tampoco era elaborar material de oficina el propósito de la empresa. No. Lo que Kaspar fundó fue un taller de carpintería en Stein, Núremberg (Alemania).
Es muchos años después, cuando al contraer su nieta matrimonio con el conde Alexander zu Castell-Rüdenhausen, y por miedo a perder el apellido paterno, como ocurre en tantas otras familias, se añade el apellido Castell al nombre de la compañía. Es así como surge una de las marcas de papelería con nombre compuesto más famosas de Europa.
El lápiz de madera y grafito, la estrella de Faber
El negocio de carpintería en un intento por diversificar su actividad comenzó a elaborar lapiceros con barril de madera. ¡Quién iba a decir a Faber-Castell que sería precisamente el lápiz, y no el mueble, el producto que la haría mundialmente conocida!
Por ser el lápiz el producto estrella de la firma no nos extraña la inconmesurable variedad de lápices del catálogo. En efecto, Faber fabrica todo tipo de lápiz: de grafito y de color, con mina de cera o aceite, con alma fluorescente, imborrables de seguridad: para proteger cheques y documentos…
Faber-Castell presume de ser el mayor fabricante de lápices ecológicos del mundo. La madera que usa procedente de bosques gestionados y cultivados por la propia compañía sirve como argumento a lo anterior.
De hecho, las más de 12 000 hectáreas de bosque reforestadas por la compañía dan hogar a 61 especies de mamíferos y 212 de aves, algunas en peligro de extinción.
Nuevos productos de Faber-Castell y especialización en el sector del dibujo técnico
A pesar del éxito, la aventura de Faber no se detuvo con el lápiz de grafito. La compañía incorporó a su catálogo una ingente selección de pinturas de madera para escolares y artistas: los Polychromos, con núcleo de óleo; los acuarelables de Alberto Durero, con alma soluble en agua; algunos más; y todos ellos luciendo una impresionante gama de colores.
Sin embargo, la familia de Bavaria insistía en diversificar. Y así es como llegan nuevos productos, nuevas familias. Faber-Castell se embarca hacia nuevos territorios: hacia los confines del dibujo técnico.
Hoy las reglas, escuadras y cartabones de Faber-Castell —sí, las del mítico y característico verde Faber— son para muchos y muchas los mejores útiles de dibujo técnico del mercado. La ausencia de graduación, y el preciso mecanizado a escuadra del borde, que facilita que lápices y estilográfos se deslicen por ellas con suavidad y creando líneas perfectas y nítidas, son las claves de su éxito.
Siguiendo con lo anterior, llega el compás de precisión con bigotera, así como el portaminas —versión mecánica de su precioso y preciso lapicero—, los rotuladores calibrados… Y las plumas estilográficas, que completan la familia de productos para dibujo técnico.
Faber-Castell en la actualidad
Para concluir, el catálogo de Faber-Castell ha engordando, y mucho, con el paso del tiempo, algo inevitable para poder competir con otros gigantes de la papelería como Staedtler, Stabilo, Milan o Bic. De esta manera, hoy sus productos se pueden clasificar en tres secciones. Por un lado, los de alta gama, para artistas y profesionales, en esta línea se incluyen las estilográficas de lujo Graf von Faber-Castell.
En segundo lugar, los productos Faber-Castell orientados a uso escolar y oficinas —tales como rotuladores, lápices de colores baratos, subrayadores— que encontramos en cualquier papelería de barro o tiendas online; y, finalmente, los que poseen una calidad intermedia, enfocados hacia los estudiantes de arte y dibujantes que requieren un equilibrio entre precio y calidad. En esta última familia se incluyen marcas como Goldfaber.
